El maror es una verdura que comemos en recuerdo de la amargura de la subyugación. Dos verduras son aptas para ello: la lechuga y el rábano picante (jazeret). A pesar de que la lechuga es menos amarga, es mejor o más apropiada ya que alude a la servidumbre en Egipto, que en un inicio era liviano y paulatinamente se fue tornando duro y amargo. Así es el modo en el cual el ser humano se subyuga a los bajos deseos, al principio disfruta y luego se torna adicto, es sojuzgado y su vida se vuelve amarga.
Se sumerge el maror en jaroset para aplacar un tanto la amargura que se insinúa en él, y en caso de que en este se haya pegado algo de jaroset se lo sacude ya que no debe ingerirse maror con jaroset. Se bendice: 'Al Ajilat Maror' y se come un 'kazait' de este, esto es, el volumen equivalente a medio huevo (unos 25 gramos). No se come el maror en postura de hasabá, pues alude a la esclavitud y no a la libertad.
Korej: En tiempos del Templo de Jerusalém, en opinión del anciano Hilel era preceptivo comer el Korban Pesaj junto con matzá y maror en una especie de sándwich, y en recuerdo de ello, tras comer el maror, ingerimos el korej. Esto es, tomamos otro 'kazait' de maror y lo unimos a un 'kazait' de matzá y lo sumergimos en el jaroset y decimos: 'En recuerdo de los días del Templo como acostumbraba Hilel…' y lo comemos en postura de hasabá.