La Torá nos ordenó no realizar labores en Shabat, y nuestros sabios agregaron a ello una limitante extra y es la prohibición de tener disfrute o beneficio de una labor prohibida realizada en Shabat. Por lo tanto, si un judío enciende una estufa durante un Shabat frio, está prohibido disfrutar de su calor debiéndose pasar a otra habitación o abrir la ventana para no obtener beneficio de esta. Si un judío encendió la luz en Shabat – se prohíbe disfrutar de ella. Sin embargo, posteriormente al encendido se permite realizar acciones que hubiese sido posible efectuar sin el agregado de la luz.
Si un judío realizó involuntariamente una labor en Shabat, tanto él como todo el pueblo judío podrán disfrutar o beneficiarse de ella a partir de la conclusión del día sagrado. En caso de que la labor haya sido efectuada a propósito, el disfrute queda prohibido para siempre para el realizador de la acción y para todos aquellos a los cuales estaba destinada. Por lo tanto, si el dueño de un restaurante cocinó voluntariamente en Shabat, el platillo resultante estará prohibido de por vida para él y para los clientes, al tiempo que otras personas podrán comerlo una vez concluido el Shabat.