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Si bien los gentiles tienen permitido hacer todas las labores en Shabat, los sabios de Israel prohibieron pedirle a un no judío que realice una para nosotros en este día y prohibieron también disfrutar o beneficiarse durante el sábado de una labor hecha por un gentil para un judío. Por ejemplo, si se apagó la luz en la casa de un judío y vino su vecino gentil y la encendió para el primero, estará prohibido disfrutar de ella. Pero si el gentil realiza la labor en su propio beneficio, por ejemplo, si deseaba leer un libro, el judío podrá disfrutar de ella. E incluso si el gentil tiene interés que el judío también disfrute de la luz que encendió, dado que de todas maneras el no judío la encendió también para su propio disfrute, el judío podrá beneficiarse de esta. Por lo tanto, cuando se apaga la luz en la casa, el judío puede invitar a su vecino gentil a comer algo en su casa, y al llegar este y ver que el sitio está oscuro comprenderá que resulta oportuno encender una luz. Dado que el gentil encendió la luz para sí, para poder ver el alimento que se le sirvió, también el judío podrá disfrutar de ella.
Además de ello, se permitió pedir a un gentil que realice una labor prohibida rabínicamente en caso de mediar una gran necesidad o en aras de cumplir con un precepto. Por ejemplo, si se apagó la luz en la noche de Shabat, se permite solicitar a un gentil que la encienda de un modo diferente al habitual, por ejemplo, con el reverso de su mano, ya que la prohibición de solicitar a un gentil la realización de una labor es de origen rabínico, y la prohibición de encender de un modo diferente al habitual también lo es, por lo que en aras de poder cumplir el precepto de deleitar el Shabat nuestros sabios permitieron pedirle a un no judío que lo haga. En caso de necesidad especialmente importante, los sabios autorizaron pedir a un gentil que realice labores prohibidas por la Torá, por ejemplo, para redimir un terreno en la tierra de Israel, o con la finalidad de salvar muchas propiedades o pertenencias, o a los efectos de atender a una persona enferma, aunque su dolencia no implique peligro de vida.
Como regla general, estos permisos están destinados a casos de emergencia poco frecuentes, pero no se puede sentar sobre ellos las bases de la rutina sabática. Solamente en aras de atender a una persona enferma se puede recurrir a la ayuda permanente de una persona gentil ya que sus necesidades son constantes y se prolongan en el tiempo. En caso de que la dolencia implique riesgo de vida, también judíos podrán realizar labores para salvar al paciente, ya que la salvaguarda de la vida antecede en importancia a la observancia del Shabat.
