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Historia de la transmisión de la Torá en el pueblo de Israel

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Historia de la transmisión de la Torá en el pueblo de Israel

Los fundamentos de la fe y la misión especial del pueblo de Israel fueron revelados por HaShem a los patriarcas: Abraham, Ytzjak y Ya'akov. Nuestro patriarca Abraham nació en el año 1948 según el conteo que hacemos desde la creación del primer Adam. Al final de sus días Ya'akov descendió junto a sus hijos y nietos hacia Egipto, donde su hijo Yosef ocupaba el cargo de virrey (2238 según nuestro conteo). Tras el fallecimiento de Yosef y de sus hermanos los egipcios sometieron al pueblo de Israel, esclavizándolo por unos ciento veinte años. Por el mérito de la fe de que HaShem los habría de redimir y traer a la tierra buena que prometiera a sus ancestros, los hijos de Israel preservaron su identidad y hasta crecieron y se multiplicaron, transformándose en una nación de seiscientos mil hombres en edad de servir en el ejército. 

La entrega de la Torá: El 15 de Nisán del 2248 HaShem redimió al pueblo de Israel de Egipto, y en ese mismo año, el día siete del mes de Siván tuvo lugar el evento en el Monte Sinai en el cual el pueblo de Israel escuchó los Diez Mandamientos. Moshé Rabenu quedó en la montaña unos cuarenta días más para recibir la Torá y las Tablas del Pacto. Durante los cuarenta años en que el pueblo anduvo por el desierto Moshé continuó recibiendo la Torá de HaShem y enseñándola a sus discípulos y a todo el pueblo de Israel. Sobre el final de sus días selló la Torá (es decir, la escribió de forma tal que nada pueda alterar ya su contenido) e hizo doce copias, una para cada tribu.

Yehoshúa y los ancianos: Tras la muerte de Moshé (año 2489 del conteo judío) su fiel alumno Yehoshúa Bin Nun dirigió a la nación. Bajo su liderazgo, se conquistó la tierra de Israel y se dividió entre las diferentes tribus. Tras su fallecimiento, durante cerca de cuatrocientos años los ancianos de cada tribu continuaron transmitiendo la Torá de generación en generación. Esta fue la época de los jueces, un tiempo de altos y bajos. De tanto en tanto surgían enemigos que sojuzgaban a Israel y al retornar la nación en arrepentimiento HaShem les asignaba un juez para que los conduzca y salve de sus enemigos. Entre los jueces estuvieron: Otniel Ben Kenaz, Ehud Ben Guerá, la profetisa Dvorá, Guid'on, Yftaj y Shimshón. Durante el período de los jueces el Tabernáculo se encontraba en Shiló, en la parcela de la tribu de Efraím. 

El profeta Shmuel y la fundación del reino: Unos cuatrocientos años después de la salida de Egipto, surgió en el pueblo de Israel un gran profeta llamado Shmuel. Él juzgó a la nación, incrementó la influencia de la Torá y formó a numerosos discípulos que posteriormente recibieron sobre ellos la profecía. En virtud del pedido popular de designar un rey, Shmuel ungió a Shaúl de la tribu de Biniamín, y luego que este pecó, ungió en su lugar al rey David de la tribu de Yehudá y le entregó el plan de la construcción del Templo, que fuera ejecutado en los días de Shelomó Ben David.

Tras el fallecimiento del rey Shelomó (año 2965 del conteo judío) el pueblo de Israel se dividió en dos reinados, el reino de Yehudá que continuó bajo el mando de la dinastía davídica y su capital continuó siendo Jerusalém e incluía a unas pocas tribus; y el reino de Israel que fue gobernado por diferentes dinastías, estableció su capital en el Shomrón (la Samaria) e incluyó a la mayoría de las tribus. La escisión de los reinos se considera la primera fase del deterioro que conduciría doscientos cuarenta años después a la destrucción del reino de Israel a manos de Asiria (año 3206 del conteo judío) y tras unos ciento treinta años más a la destrucción del Primer Templo de Jerusalém y la caída del reino de Yehudá a manos de los babilonios (3339).

El Segundo Templo: Desde que el rey de Babilonia exilió al reino de Yehudá, el centro judío se trasladó a Babilonia por setenta años. Una vez que Ciro el rey de Persia conquistó la Mesopotamia, permitió a los judíos ascender a la tierra de Israel y comenzar la construcción del Segundo Templo. Al frente de los que retornaban se hallaba Zerubavel, sin embargo, los que le acompañaban era pocos y la construcción del Templo se vio demorada. En esos mismos años, en la ciudad de Shushán tuvo lugar el milagro de Purim (adelante 39:5). Una vez que los inmigrantes se hubieron establecido completaron la construcción del Templo. En esos años surgió una de las grandes figuras de la nación de todos los tiempos, Ezra HaSofer (Ezra el escriba), considerado el segundo en importancia desde Moshé. Él estuvo al frente de la Gran Asamblea (Kneset HaGuedolá), un tribunal del que eran miembros ciento veinte ancianos y entre ellos estaban los últimos profetas. Ellos sellaron el Tanaj, y en sus días, tuvo lugar el pasaje de la época de los profetas a la de los sabios, quienes establecieron las casas de estudio (batei midrash) y formaron a numerosos alumnos, estableciendo normas positivas y restrictivas para mantener la observancia de la Torá en el pueblo de Israel.  

Los días del Segundo Templo fueron un tiempo en el cual los sabios de Israel afianzaron la Torá Oral. Por el mérito de la victoria de la revuelta de los Jashmonaím contra el reino griego y sus decretos represores en la mitad de ese período, las casas de estudio recibieron un fuerte impulso y el estudio de la Torá Oral se difundió en el pueblo de Israel. En recuerdo del milagro de la vasija de aceite, la purificación del Templo y la victoria de la revuelta jashmonaí se estableció la festividad de Janucá (año 3596 del conteo judío, que corresponde al 164 A.C. Ver adelante en el capítulo 38 sobre la festividad de Janucá).

El período de los tanaítas y la escritura de la Mishná: Hasta unos ciento cincuenta años después de la destrucción del Segundo Templo (esta ocurrió en el año 3830 del conteo judío, año 70 E.C.) estuvo prohibido escribir la Torá Oral. Sin embargo, los sabios tenían permitido escribir para sí breves resúmenes de las diferentes ideas, mas no bajo la forma de un libro que se entrega o transmite a los alumnos. Al ver Rabí Yehudá HaNasí y sus compañeros los sabios, que la mayor parte del pueblo estaba dispersa en diferentes exilios, que las halajot se van especificando y resultaba difícil recordarlas todas, permitieron escribir la Torá Oral. Rabí Yehudá HaNasí, con la ayuda de su casa de estudio, compiló la Mishná en seis órdenes, que comprenden todas las halajot, incluidas las discusiones entre los tanaítas, o sea, los sabios de la Mishná que vivieron desde finales de los días del Segundo Templo hasta su sellado final (el sellado final fue en el año 3978 del conteo judío, 218 E.C.). Entre los tanaítas más destacados se encuentran Shamai e Hilel, Rabán Yojanán Ben Zakay quien viviera en los días de la destrucción del Segundo Templo y decretó normas dirigidas a preservar los valores del Santuario en el seno del pueblo de Israel y Rabí Akiva, que fuera asesinado por los romanos durante la rebelión de Bar Kojvá.

El período de los amoraítas y la escritura del Talmud: Tras el sellado final de la Mishná comenzó la época de los amoraítas, los sabios que se dedicaron a explicar e interpretar las palabras de la Mishná, realizando también ampliaciones y análisis halájicos suplementarios. Su obra fue resumida primeramente en el Talmud Jerosolimitano y luego en el Babilonio, cuya redacción fue principalmente concluida unos trescientos años después de que fuera sellada la Mishná (año 4260 del conteo hebreo, 500 E.C.). Entre los amoraítas más famosos se encuentran Rabí Yojanán y Reish Lakish, Rav y Shmuel, Abaié y Raba, Rabina y Rav Ashi. En esta época el centro de la Torá pasó a ubicarse en Babilonia. Paralelamente a la Mishná y a los dos Talmudím, fueron escritas explicaciones de halajá y agadá al Tanaj que tuvieron su origen en los tanaítas y los amoraítas, los cuales incluyen la Mejilta, el Safra, el Sifrei, la Tosefta y otros compendios que fueron transmitidos en secreto, entre los que se incluyen los fundamentos de la Kabalá del libro del Zohar. Todos los eruditos desde los inicios de la era del Segundo Templo y hasta el final de la época amoraíta son llamados genéricamente como 'sabios' o Jazal, acrónimo hebreo que significa 'nuestros sabios de bendita memoria' (Jajameinu Zijronam Librajá). 

Saboraítas: Los sabios posteriores a los amoraitas fueron llamados 'saboraítas' (su época concluye aproximadamente en el año 4349 del conteo judío, 589 E.C,). Su período fue de continuas persecuciones y su legado para las generaciones fue el sellado final de las palabras de los sabios del Talmud Babilonio y otras compilaciones de los sabios tanto en el género de la Halajá como en el de la Agadá. 

La época de los Gueonitas: Los líderes de la Torá en Babilonia en las generaciones posteriores fueron denominados Gueonitas (gueonim) y la época que dura unos cuatrocientos cincuenta años recibe de estos su nombre (años 4349-4798 del conteo judío, 589-1038 E.C.). En ese tiempo el centro del judaísmo y de la Torá estaba aún en Babilonia, los gueonim dirigían al mundo judío y a ellos se les formulaban las preguntas halájicas de todas las comunidades. En sus días comenzó la gran discusión con los caraítas, quienes objetaban la validez de la Torá Oral. De los gueonim quedaron respuestas, sentencias halájicas y explicaciones al Talmud Babilonio, pero en sus días se dedicaron menos a la escritura de libros. Gueonitas famosos fueron Rav Yehudai Gaón, Rav Sa'adiá Gaón, Rav Shrira Gaón y su hijo Rav Hai Gaón, quien al fallecer culmina esta época.

Rishonim: En el período posterior, que duró unos cuatrocientos cincuenta años, el pueblo de Israel continuó esparciéndose por las distintas diásporas conformándose las grandes comunidades de Sefarad (España), Ashkenaz (Alemania y Francia), África del Norte y el Yemen. Los sabios de esa época son denominados rishonim (4800-5252 del conteo judío, 1040-1492 E.C.) y son quienes escribieron los comentarios a la Torá Escrita y al Talmud. El gran comentarista de ambos corpus fue Rashí (Rabí Shelomó Ytzjaki), quien viviera en el norte de Francia. En esa época los sabios sefaradíes escribieron obras fundamentales, la principal de estas fue el Mishné Torá de Maimónides (Rambám – acrónimo de Rabí Moshé Ben Maimón) quien resumió todos los preceptos y todas las halajot. El libro fundamental en el área del pensamiento judío redactado en ese período es 'El Cuzarí' de Rabí Yehudá HaLeví, notable rabino y poeta. Entre los grandes rishonim sefaradíes encontramos a Najmánides o Rambán (acrónimo de Rabí Moshé Ben Najmán) quien se mudara a la tierra de Israel en el final de sus días, y el Rashbá (Rabí Shelomó Ben Abraham). En el tiempo de los rishonim comenzaron a cobrar forma dos tradiciones de dictamen o sentencia halájicos: la tradición sefaradí, basada en el Rif (Rabí Ytzjak Alfasi) y el Rambám, y la tradición asheknazí, basada en los Tosafistas y el Rosh (Rabí Asher Ben Yejiel). En el tiempo intermedio de la época de los rishonim (lit. 'primeros') y la de los ajaronim (lit. 'últimos') Rabí Yosef Caro, nacido en España y fallecido en la localidad galilea de Tzfat, escribió el Shulján Aruj en el cual resume las leyes prácticas. A su obra se suman los comentarios del Ramá (Rabí Moshé Iserles) de Polonia. De ese modo, el Shulján Aruj se convirtió en el libro central de halajá del pueblo de Israel. En esa misma época fue inventada la imprenta, y el Shulján Aruj fue de los primeros libros judíos en ser impresos.

Ajaronim: El período de los ajaronim se prolonga desde la redacción del Shulján Aruj hace unos cuatrocientos cincuenta años y hasta nuestros días. En este período los rabinos redactaron decenas de miles de libros en diferentes áreas tales como la exégesis bíblica, comentarios del Talmud y de los libros básicos de la halajá, así como también literatura de responsa (preguntas y respuestas en halajá) y libros de pensamiento judío, kabalá y jasidismo. Muchos de los rabinos recibieron el nombre de los libros que escribieron. Entre los grandes poskím (sabios que dictan halajá) que escribieron comentarios y notas al Shulján Aruj encontramos al Maguén Abraham, el Turei Zahav, el Siftei Cohen, el Jidá autor del Birjei Yosef y la Mishná Berurá. Entre los juristas que escribieron libros de responsa encontramos al Ridbaz, el Nodá Biehudá y el Jatam Sofer.

A comienzos de la época de los ajaronim, surgió en el pueblo de Israel el gran erudito que reveló y explicó los secretos de la kabalá, el santo Arízal, que falleciera en Tzfat (5332 del conteo judío, 1572 E.C.). Otros de los grandes del pensamiento judío fueron el Maharal de Praga (falleció en el año 5369 del conteo judío, 1609 E.C.), Rabí Jaím Ben Atar, nacido en Marruecos y fallecido en Jerusalém (5503, 1743), el Ramjal, nacido en Italia y fallecido en Israel (5506, 1746), El Rashash, nacido en el Yemen y fallecido en Jerusalém (5537, 1777), el Gaón de Vilna que fue erudito en todas las áreas de la Torá (fallecido 5558, 1797). A mediados de la época de los ajaronim, por efecto de la prédica de Rabí Israel Ba'al Shem Tov (fallecido en 5520, 1760) y sus discípulos surgió el movimiento jasídico, el cual inspirado en ideas de la kabalá acercó a numerosas personas alejadas y entusiasmó sus corazones por medio de la fe. El más grande de los maestros de las últimas generaciones fue el Rav Abraham Ytzjak HaCohen Kuk (fallecido en 5695, 1935), quien dejó tras de sí escritos fundamentales en el pensamiento de la Torá que se relacionan con el renacer nacional judío en la tierra de Israel y la modernidad. Desde el establecimiento del Estado de Israel, el centro de la Torá regresó de su estancia en el exilio para asentarse nuevamente en el suelo patrio.