Los adultos que ya estudiaron en sus años de juventud deben retornar a su estudio todos los días de su vida, para no olvidar los fundamentos de lo aprendido y seguir ampliando y profundizando sus conocimientos de Torá, ya que cada comprensión suplementaria genera una fecundación en el alma del estudiante, que por medios tanto directos como indirectos mejora su camino en la vida e incrementa el bien y la bendición al mundo. Para ello, es necesario que cada judío fije momentos diarios para el estudio de la Torá, y los aumente durante los sábados y días festivos, tal como dijeran nuestros sabios: "No fueron dados los sábados ni las festividades sino para dedicarse en ellos al estudio de la Torá".
Existen muchos e importantes libros que versan sobre la Torá, y cada uno de ellos posee una perspectiva propia del tema, y es bueno que cada persona escoja el libro que le resulta más acorde en ese momento de su vida, tal como dijeron nuestros sabios: "Una persona debe siempre estudiar allí donde su corazón encuentre satisfacción", esto es, debe estudiar el tema y el libro que desee. Sin embargo, es bueno que la persona se asesore previamente con un erudito respecto de qué estudiar, pues resulta posible que disfrute especialmente de un texto determinado, cuando en realidad el beneficio que puede extraer de este resulte escaso.