El precepto de Talmud Torá posee dos aspectos, el primero es conocer la Torá en las áreas de la fe, la halajá y la moral para vivir de acuerdo al camino marcado por el Creador en Sinai. En este mandamiento, recae sobre todos los hijos de Israel recae el mismo deber, tanto sobre lo hombres como sobre las mujeres. El segundo aspecto, es ampliar y profundizar más en el estudio de la Torá, y en ello el deber de hacerlo recae sobre los hombres, y en el caso de las mujeres se lo considera una buena acción mas no un mandato a cumplir, y en la medida que estas dispongan de más tiempo libre, corresponde que se ocupen más y más del segundo aspecto del estudio.
En el pasado remoto, cuando la existencia era simple y tenía lugar en la cercanía del sitio que se habitaba, el estudio necesario para llevar una vida judía era reducido, ya que muchas de las halajot se aprendían en el marco de la vida común en el hogar. Asimismo, la mayor parte de los fundamentos de la fe eran transmitidos en conversaciones hogareñas entre hijos, padres y ancianos de la familia. Con el correr de las generaciones y al tornarse el mundo más complejo, las áreas de estudio se vieron ampliadas y por ende el primer aspecto del estudio de la Torá se expandió de gran manera tanto en lo concerniente a la fe y la moral como en las cuestiones de halajá, al grado de que en la última generación la diferencia entre los géneros en cuanto a la obligatoriedad del estudio se redujo notablemente, y en la práctica, muchos de los hombres y de las mujeres no alcanzan a estudiar lo suficiente este primer aspecto, a pesar de considerarse obligatorio para todos por igual.