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Tal como aprendimos, es preceptivo para el pueblo de Israel mantener a los rabinos y a los maestros que dedican su tiempo a enseñar Torá a la comunidad, ya que si van a precisar dedicarse a trabajar para su manutención, no podrán cumplir su función. Hace varios cientos de años, cuando el material de estudio se amplió notablemente, se acordó que también resultaba necesario mantener a aquellos alumnos de las yeshivot aptos para las funciones rabínicas y docentes y de ese modo apoyarlos mientras estudian y se preparan para su actuación pública. Sin embargo, el resto de las personas que desean estudiar Torá tiene prohibido recibir dinero de donativos o tzedaká, ya que este estudio es un precepto que recae sobre todo judío y debe ser realizado por amor al Cielo y no en aras de obtener un sustento.
En nuestra generación surgió una nueva necesidad. La vida moderna presenta a los jóvenes grandes desafíos, y muchos de estos no alcanzan el nivel de conocimientos religiosos suficientes para conducir sus vidas a la luz de la Torá. Dado que el ideal es que todos los judíos vivan una vida de Torá y de fe, es necesario permitirle a todo joven judío tener un par de años de estudio de yeshivá para así afianzarse desde un punto de vista religioso previo a la formación de una familia y a la salida al mundo de la acción. Del dinero del diezmo o del quinto es necesario financiar también los estudios de aquellos jóvenes cuyos padres no pueden afrontar el coste de sus estudios de yeshivá durante esos años. Asimismo, hay personas que retornan a la vida de la observancia (ba'alei teshuvá) que están interesadas en adquirir un conocimiento religioso básico, y en caso de ser necesario se les puede permitir estudiar en un colel por uno o dos años y recibir para esto una beca. Pero una vez que los jóvenes o los ba'alei teshuvá recibieron la base necesaria para llevar una vida de Torá, tienen prohibido mantenerse económicamente del estudio de esta, debiendo aprender un oficio del cual puedan mantenerse, debiendo establecer tiempos fijos para su estudio.
Sin embargo, a causa del temor a las influencias seculares, hay quienes extendieron de modo extremo el permiso de ganarse el sustento por medio del estudio de la Torá, al punto de que promueven que todo aquel que pueda estudie en la yeshivá y se mantenga de las becas que se pagan con dineros públicos y donaciones. Empero, su enfoque es erróneo, y tal como escribiera el Rambám: "Todo aquel que decide estudiar Torá sin practicar ningún oficio, manteniéndose de la tzedaká, profana el Nombre de D's, humilla a la Torá, apaga la luminaria de la religión causándose un mal a sí mismo y apartándose de la vida en el Mundo Venidero, dado que está prohibido obtener beneficio de la Torá en este mundo. Dijeron nuestros sabios: Todo aquel que obtiene beneficio material de las palabras de la Torá quita su vida del mundo… y toda Torá que no va acompañada de una labor, finalmente se perderá y esta persona terminará robando a las creaturas".
