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l Brit Milá se lleva a cabo el octavo día de vida del bebé. Hay en ello una suerte de alusión (remez), ya que el número siete alude a este mundo que fue creado en siete días, mientras que el ocho expresa aquello que lo trasciende. Por medio de la circuncisión el bebé podrá conectarse con aquello que está más allá de este mundo, con la Torá y los preceptos y por su intermedio obrar en aras de la reparación del mundo.
La circuncisión tiene lugar el octavo día aunque este caiga en Shabat o en una festividad. Esta se pospone únicamente si el bebé está débil y los médicos piensan que cabe temer que la circuncisión ponga en riesgo la vida del bebé,en cuyo caso se realiza una vez que el niño se ha curado. Si el bebé está enfermo en todo su cuerpo, una vez que se cura se esperan siete días para realizar la circuncisión. Cuando la circuncisión fue pospuesta porque el bebé estaba enfermo y el primer día que se puede circuncidar es Shabat o día festivo, se pospone el Brit Milá ya que solamente la circuncisión en el octavo día antecede al precepto del Shabat, y eso a condición de que el bebé haya nacido por parto natural y no por cesárea.
El Brit Milá se realiza en horas del día, esto es, desde que amanece hasta que el sol se pone. Es conveniente que participe por lo menos un quórum de diez hombres varones adultos (minián). Para el procedimiento se busca un circuncidador o mohel experto, temeroso de D´s y profesional que guíe a los padres en todo cuanto respecta a cómo prepararse para la ceremonia. Se acostumbra a vestir ropa festiva, y tras la ceremonia, se suele servir una comida preceptiva (se'udat mitzvá) importante, que posee una virtud especial pues la circuncisión repara el cuerpo y revela el bien que anida en este, y por ende, tras la ceremonia es posible alegrarse de sobremanera mediante la ingestión de alimentos exquisitos.
