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Se llena una copa de vino para expresar la alegría que conlleva el enlace, que trasciende límites y revela los aspectos más ocultos. El rabino oficiante toma la copa con su mano y recita dos bendiciones: 1) "Bendito eres Tú HaShem, nuestro Dios, Rey del universo, creador del fruto de la vid" (Baruj Atá…Boré Pri Hagafen). 2) "Bendito eres Tú HaShem, nuestro Dios, Rey del universo, que nos ha santificado con Sus preceptos y nos ha ordenado lo referente a las uniones prohibidas, prohibiéndonos aquellas mujeres que están comprometidas y permitiéndonos aquellas casadas con nosotros por medio de la ceremonia del palio nupcial y el sagrado pacto del matrimonio. Bendito eres Tú HaShem, que santifica a Su pueblo Israel por medio de la ceremonia del palio nupcial y la consagración matrimonial".
Una vez recitadas las bendiciones el rabino bebe de la copa de vino y pasa a darle al novio y este bebe de ella. Dado que la pareja se encuentra aún en la etapa del compromiso, la práctica más extendida es que el novio devuelva la copa al rabino y este se la entregue a la madre de la novia para que esta, a su vez, dé a su hija a beber del vino. Una vez que los novios han bebido, es bueno que los padres u otras personas beban el remanente del vino que quedó en la copa.
Tras la finalización de los preparativos y tras la ingestión del vino se llega a la consagración en sí: el rabino se cerciora de que el anillo pertenece al novio y de que los testigos son aptos, están presentes y podrán ver todo. El rabino pregunta a la novia si está dispuesta a ser consagrada y le pide que extienda su dedo índice derecho. Entonces, el novio declara: "Quedas consagrada para mí por medio de este anillo según la ley de Moshé e Israel" y coloca el anillo en el dedo de la novia, que queda así consagrada.
