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- La Cosmovisión de Israel -

Nuestro patriarca Abraham y nuestra matriarca Sará

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Nuestro patriarca Abraham y nuestra matriarca Sará

El pueblo de Israel cuenta con tres patriarcas y cuatro matriarcas: Abraham, Ytzjak, Ya'akov; Sará, Rivká, Rajel y Leá. Recordemos aquí brevemente su legado y algo del relato de sus vidas.

Los precursores de la fe en el mundo fueron nuestro patriarca Abraham y nuestra matriarca Sará, quienes se apegaron a la creencia en un solo Dios y en la realización de actos benevolentes. Abrieron su tienda a los viajeros, estuvieron junto a sus parientes en los momentos difíciles y acercaron a multitudes a la fe en un solo Dios. Sin embargo, nuestra matriarca Sará era estéril y durante años la pareja no tuvo la dicha de dar a luz. Se trataba de una gran prueba, ya que a veces, los grandes creyentes no logran alcanzar lo que resulta común a la mayoría de las personas. A diferencia de lo aceptado en esos tiempos, Abraham no procuró desposar otra mujer. HaShem se le reveló y le dijo: "Mira ahora hacia el cielo y cuenta las estrellas… así será tu descendencia. Y él tuvo fe en HaShem y se lo consideró como mérito" (ídem 15:5-6). Pasaron aún muchos años más y al ver Sará que no daba a luz le trajo a Abraham su sierva egipcia para que sirviera como una suerte de "vientre de alquiler", que les diera a luz un niño que creciera en el regazo de ambas. Así nació Ishma'el, empero la esperanza de nuestra matriarca Sará de que Hagar continuara manteniéndole el respeto y criara a su hijo a la luz del legado de los patriarcas no se vio realizada.

Abraham y Sará continuaron en su camino, inculcando la fe y la benevolencia a las creaturas. Mientras tanto, nuestro patriarca Abraham fue preceptuado de realizar la circuncisión. Luego, durante un caluroso mediodía, HaShem les envió tres ángeles que parecían viajeros, y tanto Abraham como Sará, tal como era habitual en ellos, les sirvieron alimentos y bebidas. Durante la comida uno de los huéspedes se reveló como ángel y anunció que el próximo año les habría de nacer un niño. En la tradición judía se considera que el día en que los ángeles llegaron fue el tercero tras la circuncisión de Abraham, el día en que sus dolores se intensificaron. Dado que ese era un día especialmente caluroso, era de esperar que Abraham estuviese recostado en su tienda. Sin embargo, a pesar de ello, Abraham no dejó pasar la posibilidad de recibir huéspedes, pues justamente en un día cálido los viajeros procuran protegerse del inclemente sol. Por ello, estaba sentado en la entrada de su tienda, y al ver a los tres viajeros corrió hacia ellos para invitarles y tuvo el mérito junto a Sará de recibir la buena noticia. Tras el nacimiento de su hijo Ytzjak, Ishma'el comenzó a ir por malos caminos. Al ver nuestra matriarca Sará que este joven podía llegar a dañar a su hijo Ytzjak y destruir así su proyecto espiritual, exigió su expulsión y la de su madre Hagar que lo educó por mal camino. La exigencia de Sará apesadumbró mucho a Abraham, pero HaShem se le reveló y le dijo: "Mas Elohim dijo a Abraham: No te apenes por el niño ni por tu sierva; todo lo que te dijere Sará habrás de cumplir, pues por Ytzjak tu descendencia llevará tu nombre. Y también al hijo de la esclava lo convertiré en pueblo, pues descendencia tuya es" (ídem 21:12-13). De ese modo, nuestra matriarca Sará se aseguró la continuidad de su legado.

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