Tras la expulsión del Edén los seres humanos comenzaron a aprender a mantenerse sobre la tierra, empero la maldad se apoderó del ser humano, y colmó sus hechos con pecados y aberraciones tales como el asesinato, el adulterio y la idolatría; y por sobre todo, la corrupción y el robo por parte de quienes detentaban posiciones de poder y autoridad, quienes echaron a perder todo lo bueno que quedaba. Ellos se aprovecharon de la naturaleza mas no la desarrollaron. Así, la humanidad fue deteriorándose hasta casi verse extinguida, y cuando la tierra se colmó de violencia y delito su sentencia fue sellada, debía ser borrada de la faz de la tierra por medio del diluvio. De todos los seres humanos que se hundieron en el pecado solamente Noaj resultó ser un justo íntegro, que no se vio arrastrado tras las malas compañías, sino que continuó dedicándose al establecimiento y desarrollo humano en la tierra por medio del arado y el cultivo. Por ello, HaShem le ordenó que construyese un arca con la cual se salvarían él y su familia junto a un macho y una hembra de cada especie animal o ave, y siete parejas de cada una de las especies puras (las especies aptas o kasher para su ingestión).