- La Cosmovisión de Israel -

El pecado de Adam

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El pecado de Adam

 "Ordenó HaShem Elohim al hombre diciendo: De todo árbol del jardín podrás comer.  Empero del árbol del conocimiento del bien y del mal no habrás de comer, pues el día en que comieres de él habrás de morir" (ídem 2:16-7). El ser humano se sustenta de aquello que logra asimilar en su interior, tanto ideas como alimentos, y HaShem le ordenó a Adam que comiera y se deleitara de todos los árboles del jardín ya que es capaz de digerir sus frutas, separar de ellas lo bueno y eliminar a su vez lo malo sin verse arrastrado por este. Sin embargo, le advirtió que no comiese del árbol del conocimiento del bien y del mal pues en sus frutos existe una mezcla de aspectos positivos y negativos en una intensidad tal que no podemos procesar, y en caso de comer de ellos – el mal contenido en estos penetrará su cuerpo y a su alma causando así su muerte. A propósito, este es el fundamento del buen conservadurismo, que se cuida de verse tentado por ideas nuevas y peligrosas, ya que, aunque posean aspectos positivos, su lado negativo es capaz de destruir todas las cosas buenas de la vida. 

Sin embargo, Adám pecó y comió del árbol del conocimiento del bien y del mal, siendo castigado con la expulsión del Jardín del Edén a una tierra que fue maldecida por causa de su transgresión, en la cual, para poder sustentarse habría de someterse a un duro trabajo hasta que muera y entonces su cuerpo retornaría a la tierra de la cual fue tomado. Lo mismo habrá de ocurrir con sus hijos, y así generación tras generación habrán de obtener su pan de la tierra con el sudor de su frente, y en un circuito extenuante de crisis continuas habrán de perfeccionar el mundo y desarrollarlo. Resulta así que el objeto último del castigo fue llevar al hombre al objetivo que tenía fijado desde un inicio, empero en vez de que este proceso sea llevado a cabo por el camino más fácil y agradable que es el del autoaprendizaje, esto ocurre por medio de pruebas y duros sufrimientos de los cuales el hombre aprende y a partir de los cuales avanza. Sin embargo, una vez culminada la reparación, cuando el mal se transforme en bien, la humanidad alcanzará el elevado escalón de Adam en el Jardín del Edén, ya que es superior la virtud alcanzada por quienes retornan (Ba'alei Teshuvá) y transforman el mal en bien, que la de aquellos justos que se mantuvieron alejados del mal, expresando únicamente 'el bien' definido como tal a lo largo de sus vidas.

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