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Los diez días que van desde Rosh HaShaná hasta Yom Kipur son aquellos en los que el Santo Bendito Él juzga a Su mundo. Por lo tanto, si bien el retorno (teshuvá) siempre resulta apropiado, en estos diez días es mejor recibido. El elemento central de la teshuvá es que el pecador reconozca su transgresión, se arrepienta por ella, la confiese oralmente ante HaShem y se proponga no volver a incurrir en malas acciones. Además, quien retorna en arrepentimiento debe incrementar su estudio de Torá, así como la realización de buenas acciones para acrecentar la luz y la bendición como contrapeso del daño generado por su inconducta. En el caso de transgresiones de carácter grave, corresponde asesorarse con un rabino respecto del modo apropiado de retornar en arrepentimiento y los pasos que corresponde dar a los efectos de reparar lo hecho.
En los Aseret Yemei Teshuvá se acostumbra a dar abundante tzedaká, tal como fue dicho: "la justicia (tzedaká) libra de la muerte" (Mishlei-Proverbios 11:4). Asimismo, previo a Yom Kipur se acostumbra a donar dinero para las personas necesitadas y para quienes estudian Torá en aras de la elevación del alma de parientes fallecidos, ya que en Kipur las almas de los difuntos también son expiadas cuando se hacen donativos en su memoria, pues de ese modo su buena influencia perdura en este mundo. Por lo tanto, el día recibe también el nombre de 'Kipurim' ('expiaciones', en plural) por cuanto que expía tanto a las personas vivas como a las fallecidas.
Corresponde que la persona indague en sus acciones en estos días, para retornar y corregir aquello que adulteró a lo largo del año. Para ello, se suele estudiar de libros de ética (musar) que impulsan a reparar el carácter y las acciones, se lleva a cabo una evaluación introspectiva sobre cuestiones referidas al estudio de Torá, a los actos de generosidad y la tzedaká. El Shabat de estos diez días de retorno recibe el nombre de 'Shabat Shuva' (Shabat - ¡retorna!) y en esta ocasión el rabino de la congregación diserta sobre cuestiones relacionadas con la teshuvá.
Dijeron nuestros sabios: 'Las transgresiones entre el hombre y su Creador son expiadas por Yom Kipur, las transgresiones entre el hombre y su prójimo no son expiadas por Yom Kipur hasta que el transgresor se haya disculpado y su disculpa haya sido aceptada'. Por lo tanto, si alguien afectó a su semejante debe disculparse ante él, y ha de procurar esforzarse en reconciliarse con aquellas personas con las que no está en buenas relaciones. Si habló mal de su compañero y provocó que otras personas se relacionen con él de un modo hostil o humillante, deberá elogiarlo delante de las mismas personas que previamente escucharon sus críticas, arrepentirse ante estos por sus expresiones para neutralizar así el efecto nocivo de sus palabras anteriores (ver arriba 3:28). En caso de no lograr encontrar a su compañero para reconciliarse con él, deberá arrepentirse por su mala acción y proponerse no volver a transgredir en esta cuestión. En un caso así, su retorno en arrepentimiento logra aminorar la gravedad del pecado cometido. Quien se encuentre sumido en un pleito económico con su compañero, que no decida por sí solo que tiene razón ya que normalmente una persona no ve sus propias faltas, y que acuda a un rabino que le indique cómo proceder.
Kaparot: Hay quienes previo a Yom Kipur acostumbran a faenar un gallo para kaparot y donan el ave faenada a las personas pobres para la comida de la víspera del ayuno. Hay autoridades halájicas que se oponen enérgicamente a esta práctica pues consideran que no se origina en la Torá sino en costumbres gentiles. Hay quienes optan por una actitud intermedia entre estas dos opiniones y entregan a los pobres dinero equivalente a precio de un gallo o una gallina.
