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La expiación de Yom Kipur se lleva a cabo por medio del ayuno del que participa todo el pueblo de Israel, y el punto más álgido del día es la labor del Sumo Sacerdote (Cohen Gadol) en el Templo de Jerusalém (avodá). Durante todo el año no ingresaban cohanim al Santo Sanctorum (Kodesh HaKodashim) donde se encontraba el Arca del Pacto (ver arriba 19:2). Solamente en el día más sagrado del año, en el momento más importante de la labor de Yom Kipur, el Cohen Gadol ingresaba solo al Kodesh HaKodashim para expiar por el pueblo de Israel. En la actualidad que el Santuario está destruido, nuestros rezos en las sinagogas sustituyen a los sacrificios, y el rezo de Musaf recitamos el orden de la labor del Sumo Sacerdote (seder ha'avodá) que es una suerte de sustituto verbal de la acción que este desempeñaba.
Así como la labor principal de Yom Kipur consistía en el ingreso del Cohen Gadol al Kodesh Kodashim en representación de todo el pueblo de Israel, de igual manera todos los rezos y las confesiones de Yom Kipur los recitamos en plural por toda la nación. En virtud de la santidad y la expiación general del pueblo de Israel en Yom Kipur, un espíritu de pureza y penitencia se extiende sobre cada individuo de la nación que le permite apegarse a HaShem y a Su Torá con mayor intensidad, liberarse de la impureza de sus pecados, retornar en arrepentimiento y corregirse sin padecer sufrimientos.
Sin embargo, dado que el fundamento de la expiación proviene de HaShem y según Su voluntad, aun cuando los hijos de Israel no retornen en arrepentimiento el ayuno de Yom Kipur pone de manifiesto su aspecto interior positivo y de ese modo las raíces de sus almas se enderezan. No obstante, dado que los pecados permanecieron en su sitio resulta necesario padecer sufrimientos para dejar sin efecto su influencia, y este es el objetivo de los padecimientos tanto en este mundo como en el Venidero.
