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El veredicto de cada persona se escribe en Rosh HaShaná y se sella en Yom Kipur, por lo que se trata del mejor momento para retornar en arrepentimiento. Dado que la decisión respecto de cómo efectivizar el decreto se termina de definir en Hoshaná Rabá y Sheminí Atzeret, hasta ese momento es posible mejorar el veredicto. Inclusive después de ello, mientras que el decreto no haya sido efectivizado, es posible aún modificarlo tanto para bien como para mal. Esto puede ser comparable al presupuesto del estado, el cual, si bien se fija por ley desde el principio del año por lo que el gobierno carece de autoridad para modificarlo, cada ministro tiene la posibilidad de establecer de qué manera se habrá de distribuir el dinero adjudicado a su ministerio, e incluso los funcionarios pueden influir en esta distribución tanto positiva como negativamente. De manera similar, nuestros sabios dijeron que las acciones realizadas a lo largo del año pueden inclinar el veredicto tanto favorable como adversamente: "¿Para bien? ¿Cómo? Si al ser los judíos completamente malvados en Rosh HaShaná se les decretaron escasas lluvias, y luego se arrepintieron, agregarles lluvia resulta imposible, pues el veredicto ya fue sentenciado, pero el Santo Bendito Él hace descender las precipitaciones adjudicadas en el momento adecuado sobre los terrenos que más lo necesitan". De ese modo, lluvias escasas pueden redundar en una gran bendición. "¿Para mal? ¿De qué manera? Si los judíos eran completamente justos en Rosh HaShaná por lo que les fueron decretadas lluvias abundantes, y luego cambiaron de conducta, reducir el volumen de las precipitaciones no resulta posible pues el veredicto ya fue sentenciado, pero el Santo Bendito Él puede hacer descender las lluvias a destiempo sobre terrenos que no las necesitan" y de ese modo resulte imposible disfrutar de ellas. A veces, por medio de un retorno en arrepentimiento particularmente profundo, una sentencia puede ser completamente revertida.
