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Por un enfermo común, esto es, uno que está en cama, pero su vida no está en peligro, no se transgreden prohibiciones sabáticas de la Torá para su atención, pero sí rabínicas. El camino más breve y consensuado de tratar a esta persona es por medio de un gentil. Por ejemplo, se permite llamar a un no judío a los efectos de que encienda para el paciente la luz o el horno, viaje a traer medicinas, active para el enfermo el elevador o le tome placas radiológicas. Asimismo, se permite pedir a un gentil que lleve al paciente al médico a condición de que la persona enferma no realice labor alguna por sí misma.
En caso de no haber un gentil disponible, de no haber alternativa, los sabios les permitieron a judíos transgredir prohibiciones rabínicas en pos de la persona enferma. Por ejemplo, si resulta necesario encender para este la luz, la calefacción o el aire acondicionado – que lo hagan de un modo diferente al habitual, con el codo o el pie, ya que de ese modo la prohibición que se transgrede es de origen rabínico (arriba 27:5).
Una persona que está enferma en una parte de su cuerpo, esto es, que sufre de dolores, pero se conduce como una persona sana, recaen sobre ella todas las prohibiciones rabínicas al igual que sobre una persona en perfecto estado de salud, pero puede tomar medicamentos producidos en fábricas al igual que lo pueden todas aquellas personas sanas que requieren, de tanto en tanto, de algún tipo de medicina.
