Sobre los soldados recae un precepto muy importante y es el de mantener el alto nivel moral y la santidad del campamento militar, tal como fue dicho:
"Cuando salieres en campamento contra tus enemigos, te habrás de cuidar de cualquier cosa mala… Ya que HaShem tu D’s anda en medio de tu campamento, para librarte y para entregar a tus enemigos ante ti; y tu campamento habrá de ser sagrado. Para que no vea en ti cosa soez, y se retire" (Devarim-Deuteronomio 23:10-15). Este precepto incluye el deber de abstenerse de hablar cosas malas (lashón hará) y de atentar contra la fraternidad de los combatientes. Asimismo, implica la advertencia de cuidar las normas de recato, ya que es sabido en el mundo entero que los soldados suelen liberarse del estrés por medio de insultos, malas palabras y la realización de groserías. Por ello, la Torá ordenó a los soldados que no se degraden moralmente, y por medio de la preservación de la santidad del campamento tendrán éxito en la batalla y bendición en la vida civil. Cabe destacar que el problema de la falta de recato en el ejército es uno de los obstáculos más difíciles de sortear para lograr el enrolamiento de los judíos que son puntillosos en el cumplimiento de los preceptos. Es esta la excusa de muchos de los miembros del público jaredí para no enrolarse en el ejército, y es la principal dificultad para el público religioso cuando cumplen el precepto de hacer su servicio militar.