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Sebo (jelev)

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Una vez kasherizada la carne por medio de la faena tradicional, es necesario retirarle tres componentes prohibidos adicionales: el sebo, el nervio ciático y la sangre. 

La Torá prohibió ingerir los sebos de la carne de behemá o animal doméstico. Los sebos son parte de las grasas cárnicas y consisten en los trozos más bonitos de estas y las adiposidades que de ellas se desprenden. Cuando se ofrenda un sacrificio, los sebos son quemados sobre el altar y el resto de la carne es ingerida por quien lo trae y por los cohanim, y dado que los sebos deben ser incinerados a modo de ofrenda, está prohibido comerlos. A los efectos de retirarlos es preciso conocer la tradición de su exacta ubicación y precisa extracción, siendo esta la labor del matarife y el equipo de menakrim.

 

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Los menakrim son matarifes expertos en retirar del animal el sebo y el nervio ciático (N. de T.)