Es preceptivo que los cohanim, que están destinados a servir a la comunidad en cuestiones vinculadas a la santidad, bendigan al pueblo de Israel, tal como fue dicho: "Habló HaShem a Moshé diciendo: 'Habla a Aharón y a sus hijos diciendo: Así habréis de bendecir a los hijos de Israel, diciéndoles: HaShem te bendiga y te guarde. HaShem te ilumine con Su Presencia y te agracie. HaShem dirija Su Presencia hacia ti y te conceda la paz. Y pondrán Mi Nombre sobre el pueblo de Israel y Yo los bendeciré" (Bamidbar-Números 6:22-27). Este precepto arraiga en el seno del pueblo de Israel la fe en la bendición Divina. Los cohanim deben alzar sus brazos en dirección al público y recitar la bendición en voz alta, de modo tal que quienes se encuentran frente a ellos los escuchen. Los oyentes deben pararse frente a los cohanim y concentrarse en el contenido de la bendición. Quien se encuentra en la sinagoga, ubicado detrás de los cohanim o se encuentra frente a ellos, pero les da la espalda – no queda incluido en la bendición. Sin embargo, mujeres y niños de la congregación que no están preceptuados de participar del rezo - sí están incluidos en la bendición que está dirigida a todo el pueblo de Israel. Asimismo, hombres que no pudieron acudir a la sinagoga por causa de necesidades urgentes, están incluidos en la bendición. Antes que los cohanim extienden sus brazos, deben abluir sus manos. Se acostumbra a cumplir esto con excelencia haciendo que los leviim (descendientes de la tribu de Leví) les abluyan las manos a los cohanim. Los cohanim deben descalzarse previo a la bendición.