Ningún ser creado puede conocer a D's directamente, solamente podemos percibir sus manifestaciones, y todo tipo de revelación recibe un nombre especial, siendo estos los Nombres Sagrados mencionados en la Torá. El Nombre más sagrado es el Tetragrámaton (Shem HaMeforash): Yud (י), Heh (ה), Vav (ו), Heh (ה) y en virtud de su enorme santidad puede ser escrito en la Torá, mas no debe ser pronunciado, y solamente los cohanim en el Templo de Jerusalém lo hacían en momentos específicos. En todo lugar de la Torá o del libro de rezos en que el Tetragrámaton está escrito, se lee como el Nombre Ad-onai que es el segundo en santidad.
El resto de los Nombres sagrados son: E-l, Elo-him, Eh-ie, Shad-ai y Tzeva-ot, y deben ser tratados con santidad, lo cual implica no pronunciarlos en vano sino únicamente en el marco de un rezo o de la lectura o estudio de la Torá. Asimismo, está prohibido borrar uno de los Nombres Sagrados si es que fueron escritos como tales. El resto de los atributos que alaban a D´s, tales como piadoso (janún), compasivo (rajum), grandioso (hagadol), poderoso (haguibor), reverenciado (hanorá), fidedigno (haneeman), celoso (kanai), potente (jazak) y semejantes - no poseen santidad y pueden ser borrados.
Nombres extranjeros que diferentes naciones confirieron a HaShem, tales como G-od en inglés, G-ott en alemán y en idish o B-og en ruso, poseen una cierta santidad por lo que no deben ser despreciados, pero en caso de ser necesario pueden ser borrados y no es preciso llevar a la guenizá una hoja sobre la cual están escritos.