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Es preceptivo escribir un Sefer Torá sagrado con una pluma y tinta negra, y al hacerlo se debe tener la intención de que sea en aras de la santidad del rollo de la Torá. Asimismo, se debe escribir cada uno de los Nombres Sagrados 'en aras de la santidad de HaShem'. El escriba debe ser sumamente cuidadoso y detallista para que la escritura sea estética y exacta de acuerdo con la caligrafía tradicional. En caso de encontrarse un error, aunque tan solo sea en una de sus letras el rollo deja de ser apto para su lectura (pasul). Los escritos sagrados se escriben sobre pieles de animales puros curtidas 'en aras de la santidad del Sefer Torá'. En esta halajá encontramos insinuada una idea fundamental: la piel expresa la exterioridad, y los animales manifiestan la animalidad vulgar, y de ese modo queda manifiesto que no hay nada en el mundo que esté desconectado del gran ideal de la Torá, e incluso los aspectos bajos y exteriores del mundo, tales como las pieles y los animales son socios y partícipes de la revelación de la sagrada Torá.
La Torá Escrita incluye cuatro componentes. El primero, las letras, y todo cambio en la escritura de una sola de estas anula la validez de todo el libro. El segundo, 'las coronas' (taguím) con las que se ornamentan algunas de las letras. El tercero y el cuarto, la puntuación y los signos de entonación (te'amím), los cuales no se escriben, sino que se transmiten por tradición y la Torá es leída de acuerdo con ellos.
El escriba debe ser cuidadoso de que no se junte una letra con la otra, sino que cada una esté rodeada por la blancura del pergamino. Esto nos insinúa algo. Las letras negras simbolizan todo aquello que comprendemos y es dable expresar, no obstante, existen ideas profundas y superiores que ninguna palabra o letra pueden manifestar, y sin embargo, inspiran nuestras vidas y todo cuanto entendemos, y están expresadas por el pergamino blanco que rodea a cada letra. De ese modo, a partir del pergamino blanco se revela y aparece ante nuestros ojos la letra negra. A partir de aquello que se encuentra por sobre la consciencia, se revelan ante nosotros ideas inteligibles y claras. Ese es el fundamento de la Torá, cuyo origen es celestial y superior, mas desciende hasta el nivel de nuestro cotidiano vivir.
