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La costumbre de los varones de llevar puesta una kipá (solideo) durante todo el día comenzó como una acción piadosa, y con el correr del tiempo se transformó en una práctica obligatoria que implica una cierta santificación del Nombre Divino pues por su intermedio el judío declara y manifiesta su identidad religiosa y su fidelidad a la Torá. Cuando se ingresa a una sinagoga o cuando se recitan versículos y se menciona el Nombre Divino – el deber de llevar puesta una kipá es más grave, ya que desde los primeros tiempos esto solía ser obligatorio. Entre las autoridades halájicas hay quienes sostienen que la kipá debe cubrir la mayor parte de la cabeza, y para ello debe contar con un diámetro mínimo de 14 centímetros. En opinión de muchos otros eruditos, solamente cuando se ingresa a la sinagoga o se reza resulta necesario colocarse una kipá de ese tamaño. Hay eruditos que son más flexibles aún y permiten una kipá pequeña también en la sinagoga.
Las mujeres suelen no usar kipá, pero según la halajá, las casadas deben cumplir con una cobertura mucho más importante y es la de su cabello. En virtud de diferentes debilidades hay mujeres que no son cuidadosas en hacerlo. Sin embargo, corresponde que también una mujer casada que no cubre su cabeza durante todo el día, lo haga al rezar o estudiar Torá o al ingresar a la sinagoga.
