)
La salida de Egipto es el fundamento de la creencia israelita, por ello, en todos los Shabatot y todas las festividades es preceptivo recordarla tanto en el Kidush como en los rezos. Asimismo, es preceptivo recordar el Éxodo cada día y cada noche, tal como fue dicho: "…para que recuerdes el día de tu salida de la tierra de Egipto, todos los días de tu vida" (Devarim-Deuteronomio 16:3). Para ello, se lee la tercera porción del recitado del Shemá (arriba 22:4). Sin embargo, en la noche del Seder no nos conformamos únicamente con recordar, sino que resulta preceptivo relatar extensamente la historia de la salida de Egipto para afianzar el legado de la fe y la misión del pueblo de Israel, para que así su luz se proyecte a todo el año.
La noche del Seder persigue dos objetivos principales: 1) Relatar la salida de Egipto para nosotros mismos. 2) Transmitir el legado a los niños. Para ello, en esta noche sagrada, cada judío debe verse a sí mismo como si él hubiese salido de Egipto y relatar extensamente la historia, comer de la matzá y el maror para ilustrar así la dimensión del milagro, alegrarse por medio de una comida importante y culminar con palabras de agradecimiento a HaShem. En tiempos en los que el Templo de Jerusalém estaba en pie, era también preceptivo comer del Korban Pesaj (sacrificio pascual), el cual expresa la singularidad del pueblo de Israel (arriba 30:1). Cuanto más se relate sobre la salida de Egipto, la misión de Israel y la benevolencia de D's para con nosotros – mejor. Cuando hay niños, es necesario centrarse en la lectura de la Hagadá de un modo claro y sencillo para no agobiarlos. Es una bonita costumbre la de que los adultos transmitan el legado a los más jóvenes por medio de relatos personales y familiares sobre el apego a la tradición judía, la aliá (ascenso o inmigración) a la tierra de Israel y su reconstrucción.
