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El mundo está lleno de carencias, que, para colmarlas, nos apresuramos y corremos durante los días de la semana. Pero en Shabat, que se asemeja al Mundo Venidero, debemos contemplar las bondades de la Creación desde una perspectiva de fe y descansar como si todo ya estuviese reparado y no tuviésemos necesidad alguna de apresurarnos. Es preceptivo que esta actitud básica se manifieste también en la forma de caminar, haciéndolo pausadamente. Por lo tanto, en Shabat se prohíbe correr o caminar más rápido que durante los días de la semana. Sin embargo, quien va a escuchar una clase de Torá o a rezar debe apresurarse e incluso correr, y esta aparente precipitación no afecta el respeto al Shabat, sino que por el contrario es una expresión de su carácter, que implica reposar de los problemas mundanos y potenciar la voluntad y la diligencia en la superación en el ámbito de la Torá y los preceptos.
Cuando llueve, se permite correr para resguardarse. Asimismo, se permite correr para contemplar algo placentero, y también pueden hacerlo los niños que disfrutan de correr y jugar carreras. Los adultos tienen permitido saltar por placer al jugar con niños. Se puede caminar en Shabat para mejorar la salud a condición de que se trate de una caminata común y no veloz, tal como la que realizan aquellas personas que disfrutan de pasear.
Se prohíbe andar en bicicleta en Shabat, y lo mismo aplica a jugar futbol, basquetbol o tenis, ya que se trata de actividades propias de los días de la semana.
