Tras haber aprendido que la revelación de la fe en la Unicidad, la Torá de Israel y sus preceptos dependen de que la nación esté asentada en su tierra, es posible comprender el enorme valor del precepto de poblar el país que, según nuestros sabios, equivale en importancia a todos los demás mandamientos. El precepto indica que el pueblo de Israel establezca su soberanía sobre la tierra y la habite, y no la deje en manos de ninguna otra nación o deshabitada, tal como fue dicho: "Y heredareis la tierra y os asentaréis en ella; ya que para vosotros os he dado la tierra, para poseerla. Y repartiréis la tierra ..." (Bamidbar-Números 33:53-54). Dado que la tierra es santa y es preceptivo asentarse en ella, todo aquel que contribuye a su desarrollo y a su crecimiento cumple con el precepto de asentarse en el país. Esto incluye a todos aquellos que participan del desarrollo de la agricultura, la construcción de viviendas, carreteras, el desarrollo de la industria y el comercio, la investigación científica, el aseo de las calles, el embellecimiento de las ciudades y sus jardines. Lo mismo ocurre con quienes se encargan de mejorar el sistema educativo, la justicia, la seguridad social, la salud y la creación artística – todos estos son socios en el precepto de poblar el país. Esta es la particularidad de esta mitzvá, el adjudicar valor a todos los sistemas de vida humana, elevándolas a todas a un nivel preceptivo.