Durante los días de la nidá, esto es, desde que se ve por primera vez sangre y hasta la inmersión, el hombre y la mujer tienen prohibido acercarse uno al otro, tal como fue dicho: "Y a una mujer en la impureza de su menstruación, no te acercarás" (Vaikrá-Levítico 18:19). Cualquier abrazo o roce, aunque sea a través de la ropa están incluidos en la prohibición. Para alejar a la pareja de transgredir la prohibición los sabios establecieron límites: que no duerman en la misma cama, y aun durmiendo en dos camas deben alejarlas para que no puedan tocarse mientras duermen. Asimismo, deben abstenerse de pasarse un objeto de mano a mano para evitar tocarse. No habrán de comer solos en una misma mesa sin colocar sobre esta un objeto que les recuerde que se encuentran en los días de prohibición. De igual manera, el hombre no habrá de mirar partes del cuerpo que su mujer suele cubrir, y deberán cuidarse de cualquier cosa que pueda despertar el deseo de uno de ellos más de la cuenta.