El fallecimiento es una pérdida sin parangón. Una terrible tristeza colma los corazones de los parientes y estos intentan entender su significado, cómo es que el cuerpo de ese ser humano querido que estaba con vida yace ahora muerto, sin hálito alguno. Surgen entonces interrogantes: ¿Por qué D's no lo salvó? ¿Por qué existe la muerte en el mundo? ¿Cuál es el propósito de esta vida si muchas veces resulta que los justos sufren? Ante estos grandes dilemas el ser humano debe reforzarse en su fe de que HaShem, en cuyas Manos se encuentran las almas de todo ser viviente, dirige y juzga a Su mundo con rectitud y verdad. Si bien a veces no entendemos Su proceder, creemos con fe completa que todas Sus acciones son justas y para bien. A estos efectos, nuestros sabios establecieron que los dolientes reciten la siguiente bendición: "Bendito eres Tú HaShem, nuestro D's, Rey del universo, el Juez de la Verdad".