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Nuestros sabios establecieron que un hombre no despose a una mujer sin entregarle previamente una ketuvá. Por lo tanto, antes de recitarse las siete bendiciones, el novio debe conferir a la novia su documento nupcial, en el cual este se compromete a entregar a la novia una suma de dinero en caso de divorciarse de ella o de fallecer. Asimismo, en la ketuvá el novio vuelve a comprometerse a todo lo que el enlace en sí implica: comportarse como los hijos de Israel que trabajan, honran y mantienen a sus mujeres, uniéndose a ellas como fieles maridos. La ketuvá está redactada como un documento en el cual los testigos relatan que en esa fecha el novio fulano desposó a la novia mengana y se comprometió a esto y aquello, y al final de este ellos firman. Se acostumbra a hacer firmar también al novio. Asimismo, se suele preparar una copia del documento y depositarlo en el Rabinato como respaldo de la ketuvá, y tanto los testigos como el novio deben también firmarla. El formato del documento nupcial fue redactado hace ya más de dos mil años en el idioma arameo que era hablado por la generalidad de los judíos. Es apropiado que los novios entiendan los detalles de los deberes incluidos en la ketuvá. Se acostumbra que el rabino o una de las personas importantes presentes en la ceremonia lean en voz alta el texto del documento o parte de este para de ese modo dar validez suplementaria a los compromisos asumidos por el novio. Sin embargo, muchos acostumbran a no leer en voz alta el monto exacto de la compensación estipulada por tratarse de una cuestión personal. Para reforzar la validez del documento se acostumbra a realizar una ceremonia de adquisición pública de los compromisos estipulados (kinián) tal como se efectúa en la halajá en todo caso de asunción de obligaciones económicas. El rabino, actuando como representante de la novia le entrega al novio un pañuelo o una lapicera y a cambio de ese objeto adquiere para la novia todos los derechos incluidos en el documento.
La ketuvá firmada por el novio es entregada a la novia y debe permanecer cuidada en su hogar o en el de sus padres. La copia es devuelta al Rabinato.
