Entre el hombre y su Creador - Entre el hombre y su Creador --

La separación de la Jalá

< 1 minutos para leer

Quien prepara masa de cualquiera de los cinco cereales para elaborar pan o un pastel, y la harina empleada alcanza un volumen de al menos 2.160 litros (en el caso de la harina blanca 1.55 kilogramos), se debe separar jalá. Cuando regía la pureza en el pueblo de Israel, se separaba entre un dos y un cuatro por ciento de la masa y se la entregaba al cohen. De ese modo, por medio de las ofrendas de los frutos y la jalá de la masa, los israelitas mantenían a sus sacerdotes que servían en las labores del Templo y fungían como maestros y trabajadores sociales. En la actualidad, en virtud de que no rige la pureza en Israel, está prohibido ingerir la jalá, por lo que se separa en una cantidad ínfima.

Orden de cumplimiento del precepto: Una vez que la harina y el agua se mezclaron y aglutinaron como masa, se separa algo de esta a modo de jalá y se bendice: ‘Bendito eres Tú HaShem, nuestro D´s, Rey del universo, que nos ha consagrado con Sus preceptos y nos ordenó separar la jalá‘. La masa separada se envuelve y se coloca en el bote de la basura, o en su defecto, se quema para que nadie la ingiera por error. Dado que en todos los preceptos del hogar la mujer tiene preferencia, cuando marido y mujer hornean pan o pasteles juntos, la mujer tiene el derecho de ser quien lo cumpla. Muchas mujeres tienen un especial afecto por este precepto ya que manifiesta la santidad inherente al pan, que es el alimento más importante del ser humano.