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La inmersión ritual de los utensilios

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Un judío que recibe de un gentil un utensilio o un recipiente para comer o para preparar comida, en caso de que esté hecho de vidrio o metal, es preceptivo sumergirlo en una mikve para purificarlo, tal como un converso se sumerge al ingresar al pueblo de Israel. Aunque el utensilio haya sido adquirido en la tienda de un judío, si este fue producido en la fábrica de un gentil, debe ser sumergido. Mientras que el utensilio no haya sido sumergido no puede usarse para comer. Este precepto tiene por intención elevar al utensilio y hacerlo pasar del nivel de la ingestión común de alimentos, la cual se ve acompañada de las pasiones y debilidades humanas, al de un objeto por medio del cual el pueblo de Israel pueda conectarse con los valores de la Torá. Previo a la inmersión se recita:    ‘Bendito eres Tú HaShem, nuestro Dios, Rey del universo, que nos ha santificado con Sus preceptos y nos ordenó lo referente a la inmersión de los utensilios (o bien, del ‘utensilio’ si se trata de uno solo – ‘al tevilat keli’)’. Quien se convierte al judaísmo no precisa sumergir sus utensilios ya que su propia inmersión personal para incorporarse al pueblo de Israel los incluye.