Cuando una persona se sienta a comer debe tomar en cuenta también a quienes lo rodean. En caso de haber gente necesitada, que comparta con ellos de su pan. Dijeron nuestros sabios que cuando una persona hace participar de su comida a gente necesitada su mesa se asemeja a un altar y los alimentos que coloca sobre esta se comparan a una ofrenda que se sacrifica en el Sagrado Templo. Quien cuenta con personal de servicio debe prestar atención que también estos coman una vez que sirvieron la mesa. Quien posee animales para quienes llegó su horario de alimentación, no ha de comer antes de alimentarlos. Quien come en grupo debe tener el recaudo de servirse una porción justa y equitativa. Es preciso tener el cuidado de no malograr o estropear alimentos (tal como se explicará adelante 25:17).
Una persona debe preservar su dignidad ya que fue creada a imagen de D's, y por este motivo tendrá la a precaución de no incurrir en conductas desagradables que lo denigren, tales como ingerir alimentos o líquidos en mal estado que producen rechazo a los demás, o bien realizar su ingesta de modo tal que provoque en las demás personas una sensación de repugnancia. Tal como fue dicho: "No haréis impuras a vuestras almas…Ya que Yo soy HaShem vuestro D's, y habréis de consagraros y seréis consagrados, ya que Santo soy Yo" (Vaikrá-Levítico 11:43-44).
No se debe comer ni beber alcohol en exceso, ya que está prohibido dañar la salud y dejarse arrastrar por las pasiones materiales. Por otra parte, no es correcto que una persona se autoflagele privándose de buena comida, ya que corresponde que disfrute de la gran variedad de exquisitos alimentos que D's creó en el mundo y le agradezca por ellos, que extraiga de ellos vitalidad y alegría para el estudio de la Torá, la realización de buenas acciones y el trabajo fecundo.
El mantener un estilo de vida saludable es preceptivo, ya que HaShem creó nuestro cuerpo para que sea sano y por lo tanto debemos cuidarlo. Ello implica una suerte de preparación general para el cumplimiento de todos los demás preceptos, puesto que una persona sana y equilibrada de cuerpo y mente podrá estudiar Torá con lucidez, ser diligente en el cumplimiento de los preceptos, estar contento en su fe y de buen talante con las demás personas. Pero en caso de estar enferma, además de que sus días se verán acortados, aun en vida estará sumida en dolores y dolencias y no podrá expresar sus talentos e incrementar el bien y la bendición. A los efectos de preservar la salud, toda persona precisa estudiar las reglas básicas de la nutrición, qué alimentos resultan saludables y cuáles perniciosos, cuales se adaptan mejor a su metabolismo y cuáles menos.