En días del Segundo Templo, el reino griego decretó sobre el pueblo de Israel que abandonen la Torá y los preceptos, irrumpieron en el Santuario y lo profanaron. Cuando los jashmonaím se impusieron sobre los helenos purificaron el Templo, y al procurar encender las velas de la menorá (candelabro) no encontraron aceite puro salvo una sola jarra que estaba sellada con el sello del Cohen Gadol (Sumo Sacerdote) y alcanzaba para un solo día, les aconteció un milagro y la encendieron por ocho días. Al año siguiente, nuestros sabios establecieron que esos ocho días fuesen festivos para alabar y agradecer a HaShem por el milagro de la victoria y en recuerdo de lo ocurrido con la jarra de aceite se enciendan velas. Nuestros sabios fijaron muchos otros días festivos en virtud de las salvaciones que HaShem obró con el pueblo de Israel en días de los jashmonaím, por ejemplo, el Día de Nicanor el 13 de Adar, en el cual se derrotó a una gran formación militar griega y se logró matar a su comandante Nicanor, o el 25 de Marjeshván, fecha en la cual se conquistó el Shomrón (Samaria) y se lo comenzó a poblar. Sin embargo, luego de que el Segundo Templo fuese destruido, estas festividades quedaron anuladas y solamente los días de Janucá permanecieron festivos para las siguientes generaciones, por el mérito del encendido de las velas.