Se permite destruir cuando esto resulta beneficioso No malograr o destruir (bal tashjit) Árboles frutales y la prohibición de cortarlos Reglas referentes a la prohibición de provocar sufrimiento animal Preceptos para con los animales La prohibición de castrar a los animales La mezcla de especies animales en la cruza y en el arado La mezcla en árboles frutales Mezcla de semillas Sha'atnez La prohibición de guiarse por las normas o las costumbres de las naciones Dañar el borde la barba La prohibición de cortar en redondo la cabellera de la cabeza La prohibición de flagelar el cuerpo y arrancar cabellos en señal de profundo dolor Tatuaje
- Entre el hombre y su Creador -

Estropear y denigrar alimentos

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Estropear y denigrar alimentos

Estropear alimentos es una acción especialmente grave, ya que estos mantienen con vida al ser humano. Por lo tanto, nuestros sabios agregaron directivas a los efectos de que una persona no llegue a la situación de malograr comida. Por ejemplo, nos indicaron que no pasemos una copa llena de líquido sobre un pan, no sea que se vuelque sobre el último y lo torne desagradable para la ingestión. Obviamente que quien se sirve comida en el plato debe cuidarse de no exagerar para no causar el posterior desecho de los restos. Sin embargo, si una persona se siente satisfecha, es mejor que deje de comer, aunque luego se arroje a la basura el alimento restante, porque es preferible tomar en consideración la integridad de su cuerpo por sobre la dignidad del comestible. Cuando se prepara una comida, debe tenerse el recaudo de no cocinar alimentos de más que muy probablemente haya que arrojarlos después a la basura, salvo que se trate de un banquete que para ser honorable deban servirse en él abundantes alimentos. En un caso así se permite cocinar cantidades grandes a sabiendas de que parte de los alimentos serán tirados.

Una persona que ofreció un banquete y le sobraron abundantes alimentos saludables y frescos, que los guarde en el refrigerador o en el congelador para ingerirlos después. En caso de que su familia sola no sea capaz de acabar con los sobrantes, corresponde intentar repartirlos entre amigos y vecinos. Asimismo, los dueños de los salones de fiesta tienen el precepto de entregar los sobrantes de los alimentos buenos y sabrosos que prepararon a instituciones educativas o familias necesitadas. Si el costo del esfuerzo de la búsqueda de personas que deseen llevarse las sobras o de trasladarlas hasta estas supera su valor de mercado, no resulta preceptivo hacerlo y se trata únicamente de una acción especialmente piadosa. Cuando resulta difícil encontrar personas que puedan aprovechar los alimentos sobrantes, es una práctica piadosa compadecerse de los animales tales como los perros y los gatos y dárselos.