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Recordando a Jerusalém

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Recordando a Jerusalém

En el día de su gran alegría, el novio y la novia deben conectarse con los valores eternos comunes a todo el pueblo de Israel, de modo que su regocijo se vea embebido de plegaria por la reunión de los exilios y la construcción de la tierra de Israel y la ciudad de Jerusalém. Esto es así, pues, ¿cómo podrían alegrarse de manera completa sin recordar el dolor de la Divina Presencia y de la tierra de Israel por los exiliados que aún no se han reunido, por las partes de la tierra de Israel que aún permanecen desoladas de judíos y por el Templo de Jerusalém que está aún en ruinas? Por ello, justamente cuando se llega a la cúspide de la alegría del matrimonio se rompe una copa en recuerdo de la destrucción del Templo y se dice: "Si te olvidare oh Jerusalém que mi diestra sea olvidada, se adhiera mi lengua a mi paladar si no te recordare, si no habré de elevar a Jerusalém por sobre todas mis alegrías" (Tehilim-Salmos 137:5-6).

Al evocar a Jerusalém, que expresa la construcción del país, el Templo y la reunión de los exiliados, se recuerda todo el dolor existente en el mundo, ya que mientras que la tierra de Israel, Jerusalém y el Templo no están construidos como corresponde por todo el pueblo de Israel, ni la alegría, ni la bendición, ni la paz pueden revelarse en el mundo correctamente. Por medio de esta recordación la alegría particular del novio y la novia se eleva a la visión de la redención y en su matrimonio agregan un estrato en el gran y largo camino del pueblo de Israel hacia la reparación del mundo y su redención.

En el momento en que se pronuncia el versículo del juramento a Jerusalém los padres que acompañan a sus hijos a la jupá recuerdan a las generaciones pasadas que soñaron y anhelaron llegar a la tierra de Israel y en sus corazones anidan sentimientos de agradecimiento por el gran mérito que les tocó en suerte y que es poder vivir en la tierra de Israel y conducir a sus hijos bajo el palio nupcial. Es posible que sientan nuevamente cierta conmoción interior. Hasta el momento, los novios eran básicamente sus hijos y ahora abandonan el hogar y para erigir uno propio. Sin embargo, esta separación está destinada a potenciar su vida y ampliar la familia, por ello, las lágrimas que llenan sus ojos son lágrimas de alegría.

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