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Yom Ha'Atzmaut

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Yom Ha'Atzmaut

El día de nuestra independencia fue coronado con tres diademas: 1) La santidad del precepto de habitar la tierra de Israel. 2) La santidad de la salvación de Israel. 3) La santificación del Nombre Divino ante los ojos de las naciones en virtud del inicio de la redención. 

1) El precepto de habitar la tierra de Israel: El día 5 de Yiar del año 5708 según nuestro conteo desde la creación del mundo, al declararse la fundación del Estado de Israel, el pueblo judío tuvo la posibilidad de cumplir con el precepto de habitar su tierra ancestral. Si bien antes de ello cada judío que habitaba en la tierra de Israel cumplía también con el precepto de poblarla, este mandato recae principalmente sobre la generalidad de la nación e implica que el país esté bajo soberanía israelita. Tal como fue dicho: "Y desterraréis a los habitantes de la tierra y os asentaréis en ella" (Bamidbar-Números 33:53). El vocablo 'desterrareis' (horashtem) se refiere a conquista y soberanía, al tiempo que 'asentaréis' se refiere a poblar el país para que no permanezca deshabitado. Durante un largo período de tiempo no tuvimos la posibilidad de cumplir el precepto en cuestión ya que carecíamos de ejército y de armamento para conquistar y habitar nuestra tierra. En las últimas generaciones, en virtud de la generosidad de HaShem para con Su pueblo, el espíritu nacional comenzó a despertarse y en un proceso gradual los judíos comenzaron a ascender a la tierra de Israel y a poblarla, se organizaron y formaron una fuerza de defensa, lucharon contra el gobierno extranjero y así, cuando el Mandato Británico llegó a su fin, nuestros representantes pudieron declarar la fundación del Estado de Israel. Desde entonces, el pueblo judío volvió a cumplir el precepto de habitar su tierra. Si bien no toda ella se encuentra aún en nuestro poder, de todas maneras, volvimos a cumplir en la práctica con el precepto de habitar la tierra de Israel (ver arriba 17:1-16, sobre el precepto de habitar la tierra de Israel). 

2) La salvación del pueblo de Israel: En el día de su independencia, el pueblo judío vio su salvación al pasar del sojuzgamiento a la libertad, del sometimiento a otras naciones que lo dominaban a la independencia política. Hasta el establecimiento del Estado de Israel no podíamos defendernos de nuestros enemigos que nos perseguían y asesinaban, pero desde que se erigió el estado, por la gracia de D's, hemos logrado defendernos y salir victoriosos. Incluso para los judíos que habitan en el exilio este día se tornó uno de salvación, ya que en la actualidad cuentan con un país que está siempre dispuesto a recibirlos y actuar en favor de ellos en el ámbito internacional. Antes de que se estableciera el Estado de Israel, las demandas de los judíos ante las persecuciones antisemitas asesinas que tenían lugar en los diferentes países prácticamente no eran consideradas o tomadas en cuenta. Pero una vez establecido el país, incluso el régimen comunista soviético tuvo que flexibilizarse y permitir a algunos judíos salir de tras la cortina de hierro, algo impensable antes de que existiera Israel. También desde el punto de vista espiritual nos hemos visto beneficiados, ya que gracias al establecimiento del Estado de Israel el pueblo judío logró salvarse. En la era moderna, el pueblo judío atravesó una gran crisis espiritual. La posibilidad que se abrió ante los judíos de integrarse a los marcos civiles y nacionales de los países desarrollados generó una gran tentación por asimilarse, por ello, hasta el día de hoy las comunidades judías del extranjero paulatinamente se van debilitando y reduciendo numéricamente. Solamente en el Estado de Israel la población judía aumenta y el fenómeno de la asimilación es relativamente menor. Más aun, el porcentaje de judíos vinculados a su tradición en el Estado de Israel es mayor que en cualquier otra comunidad judía de la diáspora. La salvación espiritual tuvo también lugar gracias al establecimiento de un estado que permitió la reunión de los exiliados y por efecto de su mera existencia evitó la tentación de la asimilación. 

3) El inicio de la redención y la santificación del Nombre Divino: Con el establecimiento del Estado de Israel fue eliminada la ignominia del exilio. Por muchas generaciones erramos por tierras extrañas, sufrimos humillaciones, padecimos saqueos y asesinatos. Esa fue una profanación terrible del Nombre de D's, ya que fuimos llamados por Su Nombre, y al ser denigrados, el Nombre Divino se vio denigrado junto a nosotros (tal como figura en Yejezkel-Ezequiel cap. 36). Si bien los profetas de Israel habían hablado en Nombre de D's sobre el retorno del pueblo judío a su tierra, tras tantos años sin que Su palabra se cumpliese, se incrementó la profanación del Nombre Divino en el mundo y nuestros enemigos llegaron a la conclusión de que ya no había posibilidad de que regresemos a nuestra patria. Y he aquí que ocurrió un milagro, la palabra de HaShem se cumplió. Esa fue una gran santificación del Nombre de HaShem, que se incrementó en la guerra de los seis días, contienda en la que tuvimos el mérito de liberar los sitios sagrados que se encuentran en Judea y Samaria. Este proceso de reunión de los exilios y reverdecimiento de los sitios yermos recibió un enorme impulso al establecerse el Estado de Israel, y por ello su fundación es el comienzo de la redención.

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