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La aplicación de las leyes de la Torá que dependen de la ordenación de los sabios

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La aplicación de las leyes de la Torá que dependen de la ordenación de los sabios

La Torá estableció el pago de multas para las personas que causan daño a su semejante, como en el caso de la multa que se le aplica a quien sedujo a una muchacha. Si esta lo desea, el infractor podrá desposarla, pero de no ser así deberá pagar una indemnización por la pérdida de la virginidad que le infligió (Shemot-Éxodo 22:15-16). Otro caso es el del ladrón que fue apresado infraganti, quien deberá pagar una multa equivalente al doble de lo sustraído (ídem 22:3). A los efectos de que se puedan llevar a cabo juicios según lo especificado por la Torá es necesario que los jueces hayan sido ordenados por sus maestros, "uno de boca de otro" hasta llegar a Moshé Rabenu. Dado que la ordenación de los sabios puede tener lugar únicamente en la tierra de Israel, a raíz de la destrucción del Templo y del consiguiente exilio, esta quedó sin efecto y los jueces del pueblo de Israel perdieron su autoridad. Por esta razón, hoy estos juzgan a modo de enviados de los sabios de antaño, y por ende se ocupan únicamente de aquello que es indispensable para el funcionamiento de la sociedad, pero la aplicación de multas que están destinadas a la elevación del pueblo de Israel y su transformación en una nación sagrada - fueron anuladas. En virtud de ello, por ejemplo, se castiga a un ladrón con el pago de la suma del robo, pero no se lo multa por el doble de ese importe. Sin embargo, de mediar una gran necesidad social, aun sabios no ordenados pueden establecer reglamentos y fijar multas destinados a restaurar la paz pública.

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