A los efectos de evitar la asimilación, un judío tiene prohibido beber alcohol en la casa o en la tienda de un gentil, incluso si el primero trajo la bebida de su propia casa y desea ingerirla en soledad, no puede hacerlo en la casa o el negocio de un no judío para evitar un acercamiento exagerado que pudiera desembocar en asimilación. Sin embargo, en caso de tratarse de una situación especial, y si el judío en cuestión precisa beber un poco de alcohol para fortalecerse o aplacar un dolor de cabeza, puede ingresar al bar de un gentil, adquirir una copa de alcohol con sello de kashrut, beberla y retirarse. Quien está de viaje lejos de su casa y se aloja en lo de un no judío, tanto sea pagando como gratuitamente, puede traer consigo una bebida alcohólica y beberla en su sitio de hospedaje pues en ese tiempo esa es considerada como su casa.
La ingestión desmedida, exacerbada o licenciosa de alcohol está prohibida también entre judíos ya que puede provocar acciones groseras y engorrosas. Por ello, nuestros sabios nos enseñaron a beber alcohol en el marco de alegrías preceptivas e intercalando palabras de Torá, tal como lo hacemos en los Shabatot, festividades y demás banquetes vinculados al cumplimiento de mitzvot.
