El converso se incorpora al pueblo de Israel del mismo modo como ingresamos al pacto con HaShem al salir de Egipto, esto es, mediante la circuncisión, la inmersión ritual y la aceptación de la Torá y los preceptos. Por ello, una vez que el prosélito aprende los fundamentos de la fe y los preceptos debe presentarse ante el tribunal que representa a la ley de HaShem y a la generalidad del pueblo de Israel y aceptar ante este la Torá y los preceptos al igual que en el Monte Sinai. En caso de ser varón debe pasar circuncisión. Luego, el converso debe sumergirse en una mikve y previo a la inmersión debe volver a aceptar la Torá y los preceptos. Al ascender del agua, se incorpora a la generalidad del pueblo de Israel.