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En la visión del pueblo de Israel no existe el deseo de dictar a las demás naciones sistemas de gobierno o estructuras sociales, sino que la bendición proveniente debe llegar por medio del ejemplo y la inspiración de manera que cada pueblo y cada sociedad puedan elegir aprender de Israel aquello que les resulta acorde, a fin de sumar a sus vidas verdad, bien y bendición. Más aún, a partir del enfoque de la fe judía según el cual todos los valores son importantes y a todos les corresponde un lugar, el pueblo de Israel debe contemplar las bondades particulares del espíritu y la cultura de cada pueblo, respetarlas y aprender de ellas y de esa forma empoderarlas y elevarlas. Así, en la medida en que el pueblo de Israel pueda perfeccionarse más y más por medio de la fe, la verdad y el bien conforme las directivas de la Torá y los preceptos, aprendiendo todas las bondades existentes en el seno de las naciones e incorporándolas armónicamente en una misma unidad, los pueblos del mundo podrán recibir más bendición del pueblo de Israel y el mundo entero se elevará a su redención. Entonces, se cumplirán las palabras del profeta: "Acontecerá al final de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de HaShem por sobre todos los montes, y será exaltado sobre las colinas, y correrán a él todas las naciones. Y afluirán muchos pueblos, y dirán: 'Venid, y subamos al monte de HaShem, a la casa del Dios de Ya'akov; y nos enseñará sus caminos, y andaremos por sus sendas'. Porque de Sion saldrá la Torá, y la palabra de HaShem de Jerusalém. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en arados, y sus lanzas en hoces; no alzará la espada una nación contra otra, ni aprenderán más el arte de la guerra". "El lobo morará con el cordero, y el leopardo se acostará junto al cabrito… No harán mal ni dañarán en todo mi monte sagrado; porque la tierra se llenará del conocimiento de HaShem, como las aguas cubren el mar" (Ishaiahu-Isaías 2:2-4, 11:6-9).
