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A los efectos de que el pueblo judío pueda realizar el gran propósito de la corrección del mundo, HaShem le entregó la Torá, la cual le enseña el camino de vida adecuado para los hijos de Israel. Este incluye las cosas que están prohibidas y aquellas que están permitidas, cuáles son sus deberes, qué es preceptivo y qué resulta opcional, a fin de que puedan revelar el valor intrínseco de cada cosa en el mundo. Por lo tanto, cada judío debe estudiar la Torá y conocer sus directrices en cuestiones referentes a la fe, la conducta moral y la halajá. En una situación normal, somos capaces de entender las palabras de la Torá mediante la profundización en su estudio. Otras veces, justamente en tiempos de crisis, es cuando se despiertan nuevos interrogantes que nos demandan profundizar aún más en la Torá para entender la respuesta. Es así como crisis personales, familiares, sociales, nacionales e internacionales nos exigen profundizar en el estudio de la Torá y revelar su luz, y de ese modo se ve incrementada la bendición en la vida hasta que arribemos a la redención final. Entonces, ya no precisaremos enfrentar la maldad del mundo, pero tendremos aún por delante un desafío maravilloso que es el de seguir revelando más y más matices de significado y vida por medio del estudio de la Torá, matices que darán nacimiento a más tonalidades en un deleite infinito.
