- La Cosmovisión de Israel -

La característica judía – la búsqueda infinita de la benevolencia y la verdad

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La característica judía – la búsqueda infinita de la benevolencia y la verdad

El pórtico al judaísmo es el deseo de incrementar el bien y la bendición, así como también exigir justicia. Cuando nuestro patriarca Abraham abrió su tienda a los huéspedes, no lo hizo en virtud de haber recibido una orden o porque esperaba ser recompensado por ello, sino que lo hizo porque amaba a las creaturas y deseaba procurarles el bien. Es así como lo encontramos a él y a su hijo Ytzjak excavando pozos de agua, acción que conlleva bendición ya que de estos abrevarían los hombres y las bestias para revivificarse. Nuestro patriarca Ya'akov trabajó diligente y fidedignamente en el pastoreo de rebaños, aun cuando esto no era en aras de su propio beneficio económico, sino a los efectos de incrementar el bienestar en el mundo por medio del alimento y las vestimentas de lana. Asimismo, Yosef el justo, hijo de nuestro patriarca Ya'akov, que bien podría haberse sumido en la desesperación debido a su trágico destino tras haber sido vendido como esclavo, no perdió su vitalidad y a cada sitio al que llegaba intentaba mejorar la condición de quienes lo rodeaban, al punto de salvar al reino de Egipto de una terrible hambruna. Este es también el caso de numerosos judíos contemporáneos, científicos y activistas sociales, cuya meta última es la de contribuir al bienestar de la humanidad y su florecimiento. El camino por el que se conducen es el camino de nuestros ancestros.

 Cuando Moshé salió del palacio del Faraón y vio al opresor egipcio azotando al esclavo judío, si bien sabía que al proteger al oprimido su vida correría riesgo, golpeó al egipcio y salvó al esclavo. A raíz de esto perdió su estatus como príncipe de Egipto y debió huir a Midián para ponerse a salvo. Una vez allí, al ver que pastores perjudicaban a las hijas de Ytró, exsacerdote de Midián, no pudo mantenerse indiferente y arriesgándose a verse involucrado en una trifulca con los lugareños, luchó por el derecho de las pastoras a recibir su turno correspondiente para abrevar el rebaño en el pozo de agua. Esto le hizo merecedor de desposar a Tzipora, hija de Ytró, y continuó superándose hasta tornarse cualificado para conducir al pueblo de Israel y recibir la Torá en Sinai. Cuando Rut la moabita, que había enviudado, decidió abandonar su país natal y sumarse a su suegra Na'omí en su retorno a la localidad de Beit Lejem en la porción de la tribu de Yehudá, lo hizo porque no podía tolerar la idea de abandonarla en su profundo dolor. Na'omí, que era una de las mujeres de mayor estirpe de Yehudá, estaba por retornar a su patria completamente desolada, tras haber enviudado y perdido a sus dos hijos. Rut sintió el deber moral de acompañarla y servirle de ayuda. En virtud de ello su corazón se abrió a la fe en HaShem, se convirtió y tuvo el mérito de ser la gran madre de la cual proviene la dinastía real de David. Asimismo, nuestros sabios señalaron que hay tres virtudes que caracterizan al pueblo de Israel: a) Son compasivos, esto es, sensibles al dolor de las demás creaturas. b) Son tímidos, o sea, temerosos de Dios. c) Son generosos, lo cual implica que desean obrar el bien con los demás.

El fundamento de la fe en el carácter israelita El fundamento de la fe en el carácter israelita El perfeccionamiento de todo El pueblo de Israel El pueblo y la tierra El estudio de la Torá Una bendición para todos los pueblos y familias