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Tanto en la Torá como en las palabras de nuestros sabios, esta festividad recibe diversos nombres y cada uno de ellos posee una significación especial: 1) Jag HaShavu'ot, 2) Jag HaKatzir (Fiesta de la Cosecha), 3) Yom HaBikurim (Día de las Primicias), 4) Atzeret (Reunión).
Jag HaShavu'ot (lit. Festividad de las Semanas): Recibe este nombre en virtud de las siete semanas que se cuentan hasta su celebración. El conteo expresa el anhelo y la espera por la entrega de la Torá, que se ha de manifestar en cada uno de los siete niveles, los cuales se subdividen en los cuarenta y nueve grados de los que el ser humano está conformado (ver arriba 32:1-2).
Jag HaKatzir (Festividad de la Cosecha): Tal como en la temporada de la siega los agricultores cosechan el cereal, de igual manera en el ámbito espiritual en esta celebración el pueblo de Israel cosechó el fruto del esfuerzo de las generaciones anteriores y logró recibir la Torá.
Jag HaBikurim (Festividad de las Primicias): En Shavu'ot los cohanim ofrendaban dos panes (shtei halejem) que estaban hechos del trigo del nuevo año y a partir de este sacrificio se permitía traer al Templo ofrendas de la nueva cosecha. Desde ese momento, comenzaba el precepto de traer las primicias al Santuario, el cual se extendía hasta la festividad de Janucá (arriba 19:11).
Atzeret: En el lenguaje de los sabios Jag HaShavu'ot recibe el nombre de Atzeret, que significa día en el cual las personas se detienen (otzrim con 'ain' - עוצרים) en la realización de cualquier labor y se congregan, se reúnen en aras de celebrar acopiando (otzrim con 'alef' – אוצרים, de 'otzar' = tesoro) y asimilando en el interior de sus almas el contenido de la convocatoria. La reunión (atzeret) más grande e importante que tuvo lugar alguna vez fue ante el Monte Sinai, en la cual se congregaron todos los hijos de Israel en completa unidad para recibir la Torá. Tal como fue dicho: (Shemot-Éxodo 19:2) "Acampó allí Israel, frente a la montaña", 'como una sola persona, con un solo corazón'. En todo público existen siempre discusiones y rencillas, y solamente allí, frente a la montaña, por medio de la intención común de recibir la Torá se tornaron todos unidos. Y no solamente los hijos de Israel de aquella generación estuvieron ante el Monte Sinai sino todas las almas judías de todas las generaciones, incluida la raíz de las almas de los prosélitos, todos ellos se congregaron juntos, se purificaron de su bajeza y recibieron la Torá.
